El destino, o la vida, llámese como quiera, me ha traido esta vez hasta la República Democrática del Congo, lugar dónde los haya. Así que aquí me encuentro, de Haití a Africa, de haitiando a afrikando... siempre rodeada de colores maravillosos y de música eterna. Y a pesar de haberme cuestionado en inumerables ocasiones desde ese 15 de diciembre del 2007 si no debiera haber aceptado aquella oferta para Timor en vez de "afrikar" aquí, me doy cuenta de que a pesar de los muchos pesares que poco a poco airearé, el Congo vale la pena.
Gracias destino.
sábado, 12 de abril de 2008
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